Miro
Me preguntaste cómo es que te miro.
Yo te miro con incredulidad, con la incredulidad de alguien,
un ateo por ejemplo, que no esperaba que ocurriera un milagro, ni que esperaba
que entre los eventos azarosos la oportunidad se diera para él.
Te miro con la incredulidad de saber que eres real. Te miro
con ojos de duda, por no estar acostumbrado a recibir amor y paciencia.
Te miro con amor, con el amor de la mirada que derrocha
fragilidad y que derrocha necesidad de atención. Te miro y sueño que podría
estar seguro, pero si es sueño, no quisiera comprobarlo y por eso soy
incrédulo.
Te miro con una mirada llena de necesidad de creer y con la
necesidad de gozar, te miro suplicándote alegría, suplicándote que compartas tu alegría y tu
optimismo y que me contagies de confianza, confianza en mí contigo, confianza
de ti en mí, confianza en nosotros.
Te miro con los ojos de ansia que son capaces de devorar y de
acariciar, de someter y de ser sometidos. Te miro con amor, con el amor que mis
ojos buscan encontrar en los tuyos.
Comentarios
Publicar un comentario